San Juan de Acre y los Caballeros Hospitalarios

En el año 1094, el Papa Urbano II promulgó que todos los pecados serían perdonados a quien fuera a Tierra Santa a "liberar" los sitios santos para el cristianismo, (especialmente el Santo Sepulcro en Jerusalén), que entonces se encontraban bajo dominio musulmán. Miles partieron de todas partes de Europa, llevando cruces rojas bordadas en los hombros, de ahí que luego fueran conocidos como "cruzados". En el 1099, los cruzados conquistaron la Ciudad Santa y establecieron el Primer Reino Cruzado de Jerusalén.

Antes de que llegaran los cruzados, había en Jerusalén un grupo de monjes que tenían un hospital dedicado a Juan el Bautista. Hospital no en el sentido que damos hoy a la palabra: ofrecían hospitalidad, no solamente asistencia médica, sino alojamiento y comida. Incluso hacían de guías, se puede decir que cubrían lo que hoy llamaríamos servicios turísticos. Una necesidad fundamental del viajero europeo era la protección, los caminos podían ser peligrosos para un cristiano en tierras musulmanas. Para poder encargarse también de esa tarea, los hospitalarios solicitaron al Papa permiso para portar armas. Algo hasta entonces insólito: monjes que además de cumplir votos de pobreza, castidad y obediencia, debían ser diestros en el uso de las armas. Más tarde, cuando llegaron los cruzados, las órdenes de monjes guerreros se convirtieron en el pilar del poderío militar del Reino de Jerusalén. Los Caballeros Hospitalarios o Caballeros de la Orden de San Juan, fueron los primeros, luego surgieron los famosos Caballeros Templarios, etc.

En el 1187, el ejército cruzado con sus mojes belicosos, fue aplastado por el legendario caudillo musulmán, Saladino. Los pocos que quedaron, organizaron la resistencia tras los muros de la ciudad de Akko o Acre. Cuatro años más tarde, Ricardo Corazón de León, Rey de Inglaterra, llegó a apoyar a los cruzados y comenzó a reconquistar el territorio arrebatado por Saladino. Pero no llegó a completar la tarea, tuvo que volverse de apuro a las islas británicas. El que haya visto la película de Robin Hood, se acordará del Sherif malvado que quería hacerse con el poder real en ausensia del legítimo soberano. Ricardo recuperó Inglaterra, pero El Segundo Reino Cruzado de Jerusalén (1191-1291), se quedó sin Jerusalén. La capital de los cruzados pasó a ser Akko, allí se establecieron las órdenes monásticas, incluidos los prominentes Caballeros de San Juan, de ahí que la ciudad sea conocida hasta hoy como San Juan de Acre.

La Fortaleza de los Caballeros Hospitalarios, con sus enormes columnas, es una visita imperdible para quien pasea por Akko. Vale la pena ver la mazmorras, el comedor, el patio, las letrinas y el túnel subterráneo que comunica con lo que era la cripta de la iglesia. Encima de los edificios cruzados del siglo XIII, hubo un palacio del gobernador otomano en el siglo XVII y una cárcel británica en el siglo XX.