La Fiesta de Jánuca: breve resumen del contexto histórico, bíblico y talmúdico.

Una "januquiá" en el Muro de los Lamentos,
candelabro de nueve brazos especial para Jánuca.
Un brazo por cada día de fiesta y uno adicional
que se usa para encender los otros ocho. 

Tras la muerte de Alejandro en el 323 a. C., su imperio fue dividido entre los diádocos, sus antiguos generales, entre ellos Ptolomeo y Seleuco. La Tierra de Israel quedo en manos del Imperio Griego-Ptolomeico, con base en Egipto. En el año 198 a. C. hubo una gran batalla en la zona que hoy llamamos Banias o Cesarea de Filipo, la Batalla de Panio, tras la cual el control pasó al Imperio Griego-Seléucida, con base en Siria.

En el año 168 a. C., el emperador seléucida Antíoco IV Epifanes, prohibió a los judíos practicar la circuncisión, comer kasher y descansar en shabat. Al año siguiente, Antíoco transformó el Templo de Jerusalén en un templo pagano en honor a Zeus. En la ciudad de Modiín estalló una rebelión liderada por el sacerdote Matatías, de la familia de los Hasmoneos. Matatías murió en el año 166 y fue sucedido por su hijo Judas, apodado "Macabeo", que tal vez signifique maza de guerra. A pesar de la inferioridad numérica de los rebeldes judíos, que se enfrentaban al ejército organizado y bien armado de un gran imperio, obtuvieron varias victorias aprovechando su mejor conocimiento del terreno montañoso y las astutas tácticas de Judas Macabeo. Luego de tres años de guerra, en invierno del 164, Judas tomó la ciudad de Jerusalén, purificó el Templo y volvió a inaugurarlo. Inauguración en hebreo se dice "Jánuca" y de ahí proviene el nombre de la fiesta.

Me parece interesante destacar que esa victoria militar que tanto celebramos hasta hoy, en realidad fue muy parcial. Judas Macabeo siguió luchando contra los griegos hasta que murió en batalla en el 161 a. C.  A pesar de todas sus hazañas, ni siquiera consiguió tomar toda la ciudad de Jerusalén, los griegos permanecieron pertrechados en su fortaleza militar, estratégicamente ubicada cerca del Templo, que sólo consiguió capturar Simón, hermano de Judas, casi un cuarto de siglo más tarde, en el 140 a. C.  Judea se independizó de los griegos en forma definitiva recién con la muerte de Antíoco VII Sidetes, en el 129 a. C., cuando gobernaba Juan Hircano I, hijo de Simón. Aún así, fue aquella victoria parcial de Judas Macabeo la que se convirtió en símbolo, ya que permitió la renovación del culto judío en el Templo de Jerusalén. 

Los textos más antiguos que se refieren a la fiesta son los libros 1 Macabeos y 2 Macabeos, escritos en el Siglo II a. C., pocas décadas después de los hechos. No forman parte del Tanaj o Biblia Hebrea y no son textos sagrados para los judíos. Pero sí forman parte del canon católico del Antiguo Testamento. Son dos de los siete libros que Martín Lutero quitó del canon y no aparecen en las versiones protestantes del Antiguo Testamento, los libros llamados "deuterocanónicos". ¿Quieren saber si la traducción de la Biblia que tienen en casa es católica o protestante? Miren  en el índice a ver si aparece o no Macabeos. En 1 y 2 Macabeos se relata la lucha entre Judas Macabeo y los griegos, la reinauguración del Templo y el establecimiento de la fiesta anual de ocho días. Jánuca es mencionada también en el Nuevo Testamento, en el Evangelio de Juan (10:22) como "Fiesta de la Dedicación", una de las fiestas que Jesús fue a pasar en Jerusalén.

Si preguntan a un judío por qué celebramos Jánuca precisamente ocho días, la respuesta tradicional es la leyenda del milagro del pequeño recipiente de aceite, que es posterior y aparece en el Talmud (que fue redactado en los siglos III a V d. C.). El Templo de Jerusalén era ilumiando por la Menorá, un candelabro de oro de siete brazos. Se encendía con aceite que tenía que ser puro y debía estar certificado como tal con el sello del Sumo Sacerdote. El Templo llevaba tres años de culto pagano y ya no quedaba aceite puro. Cuando los macabeos fueron a prender la Menorá, no encontraron más que una pequeña ánfora de aceite que normalmente hubiese durado un solo día, pero milagrosamente duró ocho días y por eso celebramos Jánuca encendiendo la januquiá durante ocho días.