Conquistar Gaza

Año 1917, Primera Guerra Mundial. Los contendientes: Gran Bretaña y el Imperio Turco-Otomano. El frente de batalla: Gaza.

Al comienzo de la Primera Guerra Mundial, los turcos, con ayuda de sus aliados alemanes, intentaron conquistar la península del Sinaí a Egipto, en aquel entonces un protectorado británico. El objetivo era hacerse con el Canal de Suez. Pero las ofensivas otomanas fracasaron y para 1916 eran los británicos quienes avanzaban por el Sinaí, a lo largo del Mediterráneo, para llegar a territorio otomano. Conquistaron El-Arish, donde hoy en día pasa la frontera entre Egipto y la Franja de Gaza. Pero ahí tuvieron que frenarse. Los otomanos, bien pertrechados en una poderosa línea defensiva entre Gaza y Beersheva, repelieron los intentos británicos de conquistar Gaza dos veces, en abril y mayo de 1917.

Hasta que los británicos decidieron poner al mando del frente contra los otomanos al general Edmund Allenby, con el objetivo no sólo de conquistar Gaza, sino de conseguir Jerusalén como regalo de Navidad para Gran Bretaña. Allenby no vino solo, llegó reforzado con cien mil soldados, en su mayoría australianos, neozelandeses e indios. Cuando los árabes locales escucharon por primera vez el nombre del nuevo general les temblaron las rodillas. Según el folclore del lugar, el dominio otomano acabría cuando viniera el profeta y las aguas del Nilo llegaran hasta la zona. Curiosamente Allenby suena parecido a Al-Nabi, que en árabe significa el profeta. Además, los británicos colocaron caño de agua para abastecer a sus tropas, que atravesaba el Sinaí y traía agua desde el Nilo.



Al-Nabi

Por supuesto, los aguerridos otomanos no pensaron ni por un momento bajar los brazos por un par de supersticiones locales y se preparon para resistir al tercer ataque. Esta vez la tendrían más fácil aún, conocían punto por punto los planes de la ofensiva, luego de que un oficial de inteligencia británico herido cerca de un puesto otomano perdiera su cartera con todos los mapas e indicaciones. La noche del 30 de octubre estaba claro que los británicos marcharían contra Gaza y allí concentraron los otomanos toda su fuerza. El 31 de octubre los británicos conquistaron Beersheva. Los preparativos para conquistar Gaza no habían sido más que un engaño para distraer la atención de los turcos, mientras que la caballería australiana y neozelandesa avanzaba en silencio hacia Beersheva.

Después de conquistar Beersheva, Gaza calló como un castillo de naipes. En diciembre, una semana antes de Navidad, Allenby llegó a Jerusalén. En octubre de 1918 Allenby venció de nuevo a los turcos en la última gran batalla en esta zona, al pie de Tel Meguido, que le valió el apodo Lord of Armagedon.

Cementerio Militar Británico de Beersheva.
Soldados caídos en las batallas de Gaza y Beersheva

El Arca de la Alianza y la batalla de Eben Ezer

Diseño hipotético del Arca de la Alianza
basado en las descripciones del Tanaj

Al principio del Libro de Samuel, unos años antes de la implantación de la monarquía de Israel, se narra una de las tantas batallas que tuvieron lugar entre los filisteos y los israelitas. Los filisteos, que habían llegado a la región a través del mar, buscaban expandir sus influencias tierra adentro, en tanto que los israelitas se encontraban en plena conquista de Canaán.
"Y salió Israel al encuentro de los filisteos en guerra, y acamparon en Eben Ezer. Y los filisteos acamparon en Afec" (I Samuel 4:1).
Afec es una localidad que se encuentra, geográficamente, en la frontera entre la Planicie de Sharón y las Colinas de Samaria. Desde tiempos antiguos, Afec ha funcionado como una de las principales estaciones en la ruta comercial -Vía Maris- que unía a Egipto con los grandes imperios de Siria y Mesopotamia.

En una de las colinas de Samaria, a unos 5 km al noroeste de Afec, los arqueólogos Israel Finkelstein y Moshe Kochavi, de la Universidad de Tel Aviv, excavaron los restos de un asentamiento israelita que data de la época de la conquista de Canaán. Si bien no hay ninguna inscripción que relacione el lugar con el campamento de batalla israelita, la hipótesis de que se trata del Eben Ezer bíblico es ampliamente aceptada por la mayoría de académicos.

Casa típica israelita de 4 habitaciones, en Eben Ezer
 
La primera batalla fue desastrosa. Los filisteos mataron, según el relato bíblico, a 4 mil hombres. Los israelitas, en aquella situación, hicieron lo que cualquier pueblo de la antigüedad hubiese hecho: traer la divinidad al campo de batalla. Así pues, tomaron el Arca de la Alianza del Tabernáculo de Shiló, donde se conservaban las Tablas de la Ley que Dios entregó a Moisés en el Monte Sinaí, y regresaron al combate, creyendo que el poder del Arca les ayudaría a derrotar al enemigo. Sin embargo, cuenta el Tanaj que la mala suerte continuó para el pueblo de Israel. Unos 30 mil israelitas murieron en el segundo enfrentamiento y, para mayor desgracia nacional, el Arca de la Alianza fue secuestrada por los filisteos.

Los filisteos, que conocían los milagros que el Dios de los hebreos había hecho en la tierra de Egipto, trataron al Arca con mucho respeto, e incluso miedo. Hay que remarcar que los filisteos eran un pueblo politeísta, y el Arca simplemente representaba para ellos otro dios. Por eso no es extraño que al llegar a Ashdod, antigua ciudad filistea, colocaran el Arca en el templo dedicado al dios Dagón (I Samuel 5:2). Una ola de estragos, desastres y plagas azotaron las ciudades por las que pasaba el Arca, y los filisteos comprendieron que, si querían alejar de ellos la maldición, debían devolvérsela a los israelitas.

Ruta del Arca de la Alianza. Desde Shiló, pasando por su captura en Eben Ezer y las ciudades filisteas, hasta Kiriat Yearim
 
Tras su devolución, el Arca de la Alianza fue guardada durante 20 años en Kiriat Yearim (actual Abú Gosh), hasta que el Rey David decidió llevársela a Jerusalén después de proclamarla capital de Israel. Con la inauguración del Templo, el Rey Salomón, hijo de David, colocaría finalmente el Arca en el Sancta Sanctórum.
 
¿Dónde se encuentra actualmente el Arca de la Alianza? Existen decenas de teorías, pero ninguna prueba fehaciente. Su pista se perdió tras la conquista de Jerusalén por parte de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y la destrucción del Primer Templo (586 a. C.). A lo largo de la historia, sobre todo en los siglos XIX y XX, la ubicación exacta del Arca de la Alianza, a la que se le atribuyen poderes divinos, ha acaparado la atención de varios arqueólogos y aventureros, entre ellos el inglés Montigue Parker. El misterio del Arca de la Alianza también ha sido llevado a la gran pantalla, consiguiendo enormes éxitos de taquilla.
 
Famoso arqueólogo del siglo XX buscando el Arca de la Alianza

La Sinagoga de Baram

¿Para qué van los judíos a la sinagoga? Primero que nada: a rezar.

Hoy en día las sinagogas tienen importantes funciones sociales, no solamente religiosas. Los judíos van a la sinagoga no solamente a rezar, sino a encontrarse con los parientes, amigos y otros miembros de la comunidad, por eso en hebreo se le llama "Beit Kneset", casa de encuentro. Para algunos el rol social de la sinagoga es más importante que los rezos. Pero aún así, se sobreentiende que la función primera y original de una sinagoga son los servicios litúrgicos. Muchos judíos se sorprenderían al saber que, históricamente, en las primeras sinagogas no se rezaba.

Mientras existió el Templo de Jerusalén, el culto religioso consistía en los sacrificios de animales y demás rituales que se llevaban a cabo únicamente en el templo. Hasta que el escriba Esdras estableció la lectura pública de la Torá. Esdras fue el primer gran reformista y revolucionario del judaísmo: sacó al judaísmo del dominio exclusivo de los sacerdotes y lo trasladó al pueblo. Tal vez haya sido en sus días o poco después, en el siglo V a.c., que surgieron las primeras sinagogas. Aunque las más antiguas que se han encontrado son del Siglo I d.c. Cuartos pequeños y modestos donde se estudiaban la Torá y sus preceptos. No fue hasta el Siglo II, décadas después destrucción de Jerusalén, que las sinagogas cobraron su importancia actual, reemplazando al desaparecido Templo como centro espiritual de la vida judía. Recién entonces los rabinos instauraron las plegarias como sustituto a los sacrificios. Naturalmente, las sinagogas crecieron en tamaño y esplendor.

De qué época es esta sinagoga:

Parque Nacional de Baram
 
Hasta hace 25 años todos los estudiosos coincidían que la Sinagoga de Baram, en la Alta Galilea, data del siglo II o III, guiándose por el estilo arquitectónico romano típico de entonces. Pero en las excavaciones arqueológicas a fines de los 80s se encontraron debajo del piso de la sinagoga, monedas del siglo V (período bizantino). Bah, qué minucias, dirá el lector, siglo más o siglo menos, a quién le importa. Pero los arqueólogos son gente rara, este tipo de misterios les quitan el sueño. Hoy parece una trivialidad, cualquiera puede construir un edificio que imite en su estilo la arquitectura de tiempos pasados, pero eso era inconcebible en la era clásica. Y lo que era aún más inaceptable en aquellos tiempos, era construir edificios importantes que no fueran perfectamente simétricos.
 
La explicación: en algún lugar de la Galilea de cuyo nombre no me quiero acordar, había una sinagoga muy bonita del siglo III. En el siglo V las autoridades cristianas bizantinas, prohibieron la construcción de sinagogas nuevas. Los habitantes de Baram para no quebrantar la ley, en lugar de construir una nueva, tomaron la sinagoga de hace dos siglos, la desarmaron piedra por piedra, la transportaron a Baram y allí la armaron de nuevo. Igual que hicieron sus vecinos judíos de Cafarnaúm y otras partes de la Galilea. O tal vez no fueran las prohibiciones bizantinas que impulsaron la mudanza, simplemente era más rápido y más barato comprar y trasladar una sinagoga ya hecha que construirla de cero. Sean cuales sean los motivos, al rearmarla se las tuvieron que ingeniar lo mejor posible, improvisando cuando no encontraban qué piedra iba exactamente dónde, por eso les quedó un poquitín chueca.
 
Obrero judío construyendo una sinagoga en el Siglo V.
 
¡Shaná tová umetuká!
¡Feliz 5773!

Cesarea Marítima: breve resumen histórico

Cuenta el historiador Flavio Josefo que en el lugar había un pequeño puerto fenicio, hasta que el Rey Herodes el Grande construyó la ciudad de Cesarea del 22 al 10 a. C. Llamada así en honor a su patrón político, el Cesar Octavio Augusto. La máxima obra de Herodes en Cesarea fue la construcción del gran puerto artificial. En el año 6 d. C. el hijo de Herodes, Arquelao, fue despojado del poder por los romanos y enviado al exilio en Galia, a partir de entonces gobernaron los procuradores romanos, asentados en Cesarea, entre ellos Poncio Pilatos.

Restos del Palacio de Herodes. ¿Habitado luego por Poncio Pilatos?
Las trifulcas entre los habitantes judíos y paganos de Cesarea en el año 66 d. C., fueron uno de los detonantes de la Gran Rebelión de los judíos contra Roma. En el año 70 d. C., luego que los romanos aplastaran la rebelión y destruyeran Jerusalén, Cesarea pasó a ser la capital de la provincia. En el Siglo IV el Imperio Romano se convirtió al cristianismo (período bizantino), Cesarea también: los templos paganos fueron sustituidos por iglesias, cesaron las luchas de gladiadores en el anfiteatro, etc. Durante el período bizantino el obispado de Cesarea rivalizaba en su estatus político con el de Jerusalén. La ciudad continuó creciendo hasta alcanzar su máxima extensión.

El hipódromo, originalmente para carreras de caballos.
Convertido luego en anfiteatro para luchas de gladiadores.

Cesarea fue una de las ciudades que duró más tiempo como capital en Tierra Santa, perdió su posición luego de casi seis siglos, con la primera conquista árabe en el 640 d. C. Sin llegar a recuperar el esplendor ni la centralidad que tuvo en los tiempos romanos y bizantinos, Cesarea volvió a ser una ciudad importante tras ser conquistada por los cruzados en el año 1101. Pasó de manos entre cristianos y musulmanes un par de veces más, hasta que fue conquistada en el año 1265 por el Sultán mameluco Baibars. Temiendo que los cruzados pudieran volver a invadir por mar, Baibars destruyó hasta los cimientos las antiguas fortalezas cruzadas sobre la costa del Mediterráneo, entre ellas Cesarea. Desde entonces Cesarea permaneció en ruinas y despoblada por más de 600 años. En 1872 se estableció allí una aldea de musulmanes provenientes de Bosnia, que fue evacuada durante la Guerra de 1948.

Minarete de la mezquita bosnia.

Hoy en día Cesarea es una de las ciudades de más alto nivel socio-económico de Israel, entre los adinerados que la habitan, se cuenta el actual Primer Ministro, Benjamín Netanyahu. El Parque Nacional de Cesarea, con sus ruinas romanas, bizantinas y cruzadas, es uno de los más visitados del país. Parada obligatoria si salen desde Tel Aviv hacia la Galilea por el Camino de la Costa. También se recomienda visitar el acueducto en la playa apenas al sur del parque arqueológico.


Posts relacionados: El puerto sumergido, Cesarea y los inicios del cristianismo.

Nota: fotos tomadas de Wikimedia Commons.

Rabí Yeshúa ben Yosef

El Monte de las Bienaventuranzas, situado en las proximidades del Mar de Galilea, es uno de los lugares más visitados por los cristianos durante su peregrinación por Tierra Santa. Según la tradición cristiana, es el lugar en el que Jesús predicó el llamado Sermón del Monte, que incluye sus principales enseñanzas. La misma tradición relaciona el monte con el lugar en el que Jesús escogió a los doce apóstoles.

Vista del Mar de Galilea y del Valle de Genesaret (Kinéret)
desde el Monte de las Bienaventuranzas

La sección más conocida del Sermón del Monte es la que contiene las Bienaventuranzas. Se trata de nueve oraciones que comienzan con la expresión "bienaventurados" o "dichosos" (Mateo 5:1-11):

Dichosos los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
Dichosos los que sufren, porque ellos serán consolados.
Dichosos los humildes, porque ellos herederán la tierra.
Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
Dichosos los misericordiosos, porque alcanzarán misericordia.
Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
Dichosos los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.
Dichosos los perseguidos por ser justos, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
Dichosos seréis cuando os injurien, os persigan y digan contra vosotros toda suerte de calumnias por causa mía.

Los recursos empleados por Jesús para predicar a sus seguidores no son novedosos en la tradición judía. En Salmos 27:10 está escrito: "Y el impío no existirá más. Mirarás al lugar donde estaba y verás que no está más. Pero los humildes heredarán la tierra". Y en Isaías 61 el profeta proclama "buenas nuevas al humilde" para "consolar a los que sufren".

Resulta evidente que Jesús estaba familiarizado con los escritos del salmista y del profeta, ya que se basa en los textos del Tanaj para predicar sus bienaventuranzas. Más adelante, también como parte del Sermón del Monte, Jesús deja clara su postura sobre el judaísmo: "No penséis que he venido a derogar la Torá y los Profetas; no he venido a derogar, sino a cumplir. Porque os aseguro que, mientras no pasen el cielo y la tierra, ni un punto ni una coma desaparecerán de la Torá hasta que todo se cumpla. Por tanto, el que quebrante una sola de estas mitzvot, por pequeña que sea, y lo enseñe así a los hombres será tenido por el menor en el Reino de los Cielos. Pero el que las cumpla y enseñe será tenido por grande en el Reino de los Cielos" (Mateo 5:17-19).

Jesús vino a cumplir la Torá. Y enseña que aquel que quebrante las mitzvot de la Torá será tenido por el menor en el Reino de los Cielos. El versículo del Evangelio de Mateo no deja lugar a dudas: Jesús no vino a abolir la Torá. De este modo Jesús cumplió el mandamiento entregado a Moisés: "No añadiréis ni quitaréis palabra de cuanto os prescribo, sino que guardaréis los mandamientos del Eterno vuestro Dios" (Deuteronomio 4:2).
 
Sermón del Monte, óleo de Carl Heinrich Bloch (siglo XIX)

El Sermón del Monte también incluye la fórmula de la regla de oro del cristianismo: "Por tanto, todo lo que queráis que hagan con vosotros los hombres hacedlo vosotros con ellos, porque en eso consisten la Torá y los Profetas" (Mateo 7:12). Esta fórmula, que resume toda la Ley, fue establecida por Hillel el Sabio varias décadas antes del nacimiento de Jesús.

Cuenta el Talmud de Babilonia que en cierta ocasión un gentil se acercó a Hillel para que le resumiese la Torá en una sola frase. Su respuesta: "No hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti. Todo lo demás son comentarios." Hillel fundó en el siglo I a. C. una escuela liberal de interpretación de las escrituras, basada en el cumplimiento de las normas éticas, en la piedad personal, en la humildad y en la preocupación por el prójimo.

¿Pudo Jesús de Nazaret ser discípulo de Hillel el Sabio? Es probable. Sus enseñanzas del Sermón del Monte demuestran que Jesús tenía una importante formación rabínica, y tal vez pertenecía a la escuela de interpretación de la Torá de Hillel, opuesta a las normas rígidas y estrictas de la escuela de Shamái.

La relación entre las bienaventuranzas del cristianismo y la tradición judía también está presente en la liturgia. Existe una oración en el judaísmo compuesta por tres frases que comienzan con las expresión "ashréi", que significa, precisamente, bienaventurados. Esta oración, de acuerdo a la halajá, debe ser pronunciada dos veces en el rezo de la mañana y una vez en el rezo de la tarde, es decir, tres veces por día. Esto implica, curiosamente, que los judíos observantes pronuncian cada día nueve bienaventuranzas, el mismo número de bienaventuranzas que Jesús pronunció en el Sermón del Monte.

Ashréi yoshevéi beiteja, od yehaleluja, sela.
Ashréi haam shekaja lo, ashréi haam she Adonái elohav -
Dichosos los que moran en tu casa, siempre te alaban.
Dichoso el pueblo que está en esa situación; dichoso el pueblo cuyo Dios es Adonái (x3).

Dos mil años de tradición cristiana han conseguido desjudaizar casi por completo la figura de Jesús. Pero lo cierto es que sus enseñanzas bien podrían tener cabida en la Mishná. Y Jesús -Rabí Yeshúa ben Yosef- bien podría ser considerado un taná de renombre en el judaísmo.
 
En el monte, además de disfrutar de una excelente panorámica del Mar de Galilea y del Valle del Kinéret, se puede visitar una iglesia de la Orden Franciscana, financiada por la Italia fascista de Benito Mussolini y diseñada por el famoso arquitecto Antonio Barluzzi. Pero eso ya es tema para otro post. 

Iglesia de las Bienaventuranzas, diseñada por el arquitecto Antonio Barluzzi


Tres religiones

Luego que Saladino conquistara Jerusalén de manos de los cruzados en el 1187, la mayoría de las iglesias de la ciudad fueron destruidas, incluyendo la Iglesia de Santa María en el Monte Sión. Sin embargo, un sector de dicha iglesia se salvó de la destrucción: el edificio donde se encuentra la Tumba del Rey David (primer piso) y el Cenáculo o Sala de la Última Cena (segundo piso). Debido a que David y Jesús también son figuras importantes para el Islam, considerados como profetas que precedieron a Mahoma, conocidos por los musumanes como Nabi Daud y Nabi Isa.

En el Siglo XIV, casi cien años después de la caída final de los cruzados, la Iglesia Católica volvió a poner pie en Jerusalén. La Orden de los Franciscanos creó la Custodia de Tierra Santa, que hasta el día de hoy representa al Vaticano en los lugares sagrados. El primer sitio que recuperaron los franciscanos fue el Cenáculo. Pero surgieron disputas entre judíos y cristianos por la propiedad legal del lugar. La tensión llegó a tal grado que el Papa prohibió a los mercaderes italianos que transportaban peregrinos a Tierra Santa llevar judíos. Los judíos que eran descubiertos viajando de incógnito eran arrojados al Mediterráneo. A fines del siglo XV las autoridades mamelucas resolvieron la disputa echando a judíos y a cristianos por igual, convirtieron al edificio en mezquita, la entrada a los no musulmanes quedó prohibida hasta fines del siglo XIX.

El Cenáculo. A la derecha se puede ver el mihrab, elemento típico de una mezquita.
Indica la kibla, la dirección en la que deber rezar el musulmán: La Meca.

Los británicos conquistaron Jerusalén en 1917, por primera vez después de casi 700 años la Ciudad Santa estaba de nuevo bajo autoridad cristiana (protestante). El Váticano, que hasta el día de hoy no ha cesado de reclamar la propiedad sobre el Cenáculo, consideró que las nuevas circunstancias ameritaban intentarlo de nuevo. Benito Mussolini en persona intercedió ante los británicos, pero no hubo caso. 

Tras la Guerra del 48, Jerusalén quedó dividida en entre israelíes y jordanos. La Tumba de David cobró una renovada importancia para los judíos, quedó como el lugar más sagrado de Jerusalén en manos israelíes, puesto que la Ciudad Vieja con el Monte del Templo y el Muro de los Lamentos quedó en manos jordanas. Sin embargo era complicado para los judíos llegar a rezar al lugar sin pasar por territorio jordano. Los jordanos se oponían a que Israel construyera una vía de acceso alternativa sobre suelo israelí, alegando que eso sería una violación al acuerdo del cese del fuego. Pero lo que negaban a Israel no podían negar al Papa Pablo VI, en su honor fue pavimentada la calle "Camino del Papa", por la que el pontífice llegó al Cenáculo durante su histórica visita a Tierra Santa en 1964. Jerusalén fue reunificada bajo gobierno israelí luego de la Guerra de los Seis Días en 1967. Desde entonces volvió a ser posible llegar al Monte Sión desde el Monte de los Olivos y desde la Ciudad Vieja.

El Camino del Papa
Recién en 1995 el Vaticano reconoció oficialmente al Estado de Israel y se procedió al intercambio de embajadores. También en esta oportunidad la Santa Sede pidió que el Cenáculo le sea devuelto, a lo cual Israel se negó. A diferencia de la Tumba de David, el Cenáculo no tiene interés para los judíos, me pregunto si el edificio se podría llegar a dividir como se ha hecho con la Tumba de Samuel, donde los judíos rezan en el subsuelo mientras que los musulmanes rezan en los pisos superiores. Pero si Israel entregara el Cenáculo a la Iglesia Católica eso podría causarnos problemas diplomáticos con los países cristianos no católicos.

Hoy en día el Cenáculo está abierto a los visitantes de todas las religiones y es uno de los sitios más visitados de la ciudad. Para los peregrinos cristianos es una parada obligatoria, incluso los grupos judíos suelen visitarlo de paso cuando van a la Tumba de David. El Cenáculo está bajo la autoridad del Ministerio de Asuntos Religiosos del Estado de Israel, no funciona como iglesia y no se celebran allí misas, salvo en ocasiones excepcionales, como las visitas de los Papas. Algunos grupos católicos celebran misa en el monasterio vecino, también llamado Cenáculo, el lugar más cercano a la anhelada antigua sede de la Custodia de Tierra Santa al que han podido llegar a instalarse los franciscanos.

Artículo relacionado: Dos pisos.

Dos pisos

Sobre el que hoy llamamos Monte Sión se encuentra el edificio que a mi entender ejemplifica más que ningún otro la complejidad de una ciudad disputada por varias religiones, donde las tradiciones religiosas se superponen una sobre otra, piso sobre piso. Me refiero al edificio que en su primera planta alberga la Tumba del Rey David y en la segunda el Cenáculo (la Sala de la Última Cena).

 Arriba

Abajo

Jesús de Nazaret y el Rey David llevaban más de mil y dos mil años muertos, respectivamente, cuando fue construido por los cruzados en el siglo XII como parte de la Iglesia de Santa María en el Monte Sión (Hagia Maria). Lo cual no impide que las tradiciones acerca de estos dos personajes se arraigaran en el lugar. La tradición que ubicaba allí el lugar exacto donde tuvo lugar la Última Cena venía desde mucho antes, pero la del Rey David probablemente la comenzaron los cruzados. La yuxtaposición de ambos sitios en un mismo edificio es simbólica, según los Evangelios Jesús desciende del Rey David, por lo tanto puede ser el Mesías, es decir: el legítimo heredero al trono, el Rey de los Judíos. No es casual que los cruzados dedicaran la misma casa al fundador de la dinastía y a su sucesor final, el comienzo y el final de la Casa de David en el mismo lugar. En los cimientos David y el Reino de Israel, por encima Jesús y el Reino de los Cielos.

En el Siglo XIX arqueólogos europeos descubrieron que el Monte Sión y la Ciudad de David original están algunos cientos de metros más al este. Los hallazgos no impiden que los judíos sigamos rindiendo nuestro respeto a David en el sitio cruzado, la mayoría de los judíos que rezan allí ni saben que están continuando una tradición cristiana. Aunque las creencias cristianas surgieron a partir del judaísmo, en algunos casos sucede a la inversa.

Desde el Siglo XII en adelante el edificio pasó de manos entre cristianos, judíos y musulmanes. Continúa en disputa hasta el día de hoy. Una fascinante historia que involucra a varios imperios, a jordanos e israelíes, a Benito Mussolini y al Papa Pablo VI, entre otros. Tema del próximo post.

Continuará...

El primer cementerio (judeo) cristiano

Iglesia de Dominus Flevit, en el monte de los Olivos

Domingo, 10 de nisán, año 30. Jesús se acerca a Jerusalén desde Jericó montado sobre un asno. El pueblo, formado a ambos lados del camino, lo recibe con ramas de palma y cánticos de alabanza. Pero lo que comienza como una marcha triunfal finaliza cuando Jesús llega al monte de los Olivos y la hermosa vista del Templo de Jerusalén se extiende a sus pies. Una enorme emoción se apodera de él:

"Al acercarse y ver la ciudad lloró por ella, y dijo: -¡Ojalá en este día conocieras tú también el mensaje de paz! Pero está oculto y no puedes verlo. Porque llegará un día en que tus enemigos te roderarán con trincheras, te cercarán, te estrecharán por todas partes, te echarán al suelo, matarán a todos tus habitantes y no dejarán de ti piedra sobre piedra, porque no has conocido el tiempo en el que Dios te ha visitado"
(Lucas 19:41-44).

La Iglesia de Dominus Flevit (el Señor lloró) fue erigida en el lugar donde supuestamente Jesús lloró y profetizó la destrucción del Segundo Templo de Jerusalén, sobre el monte de los Olivos. Durante las excavaciones arqueológicas que precedieron a la construcción de la iglesia (1953-1955) fueron hallados un cementerio, que data de la época romana, y los restos de un antiguo monasterio bizantino. El arquitecto Antonio Barluzzi edificó la actual iglesia saltándose el habitual protocolo eclesial que establece que el ábside debe estar situado en el extremo oriental, es decir al este de la nave central. De este modo los fieles tienen la posibilidad de rezar exactamente en el mismo ángulo en el que Jesús se escontraba cuando se lamentó por el futuro de Jerusalén y, gracias a un enorme ventanal de cristal, contemplar la misma vista. La forma de lágrima de la capilla simboliza el llanto de Jesús por la destrucción de Jerusalén.

Vista de Jerusalén desde Dominus Flevit

En el patio de la iglesia hay un cementerio donde puede apreciarse una gran colección de osarios y sarcófagos. Algunos de esos osarios tienen signos cristianos evidentes, como la cruz o el crismón, lo que ha llevado a los franciscanos, que administran el lugar, a suponer que se trata del cementerio de la primera comunidad judeocristiana de Jerusalén.

La práctica de sepultar a los muertos en osarios comenzó aproximadamente unos treinta años antes del nacimiento de Jesús, más o menos a partir del reinado de Herodes el Grande. Los arqueólogos y teólogos sospechan que la creencia judía en la resurrección del cuerpo instigó a una acumulación y preservación de los huesos para el día del Juicio Final. La destrucción de Jerusalén en el año 70 d.C. puso fin a la tradición cada vez más popular de los osarios antes de que ésta se extendiera más ampliamente. Con lo cual, la existencia de un osario en una tumba es tan fiable como la prueba del carbono-14 para datarla.

Colección de osarios en el cementerio hallado en el patio de Dominus Flevit

El monasterio bizantino descubierto en las excavaciones, sobre el que se encuentra la actual iglesia de Dominus Flevit, solamente demuestra que el lugar estaba habitado por cristianos en el siglo V d.C. Pero el hallazgo de osarios con el símbolo de la cruz y el crismón es, para algunos investigadores, una prueba indiscutible de la existencia de una cultura cristiana ininterrumpida después de la muerte de Jesús.

Ascención por cuatro

El Monte de los Olivos es uno de los lugares más sagrados de Jerusalén para el cristianismo. Varios de los sucesos relatados en los evangelios tienen lugar allí, la llegada de Jesús a Jerusalén, el lugar donde se alojó la mayor parte de la Semana Santa, el sitio donde fue apresado luego de la Última Cena, donde ascendió al cielo al cumplirse los cuarenta días de su resurreción. En el mismo lugar donde ascendió, se espera que retorne y desde allí se dirija al Monte del Templo, dando inicio al final de los tiempos. No es de sorprenderse que haya tantas iglesias en el Monte de los Olivos, aunque sí me parece curioso que hayan habido nada menos que cuatro iglesisas distintas (hoy en día tres), dedicadas al mismo milagro tan cerquita unas de otras.


En el año 326 D.C. poco después de que el cristianismo dejara de ser una religión perseguida y se convirtiera en la religión preferencial del Imperio Romano, llegó de visita la madre del Emperador Constantino, Santa Helena. Construyó las primeras cuatro iglesias de Tierra Santa. Entre ellas la Eleona en el Monte de los Olivos, entre otras cosas en honor a la Ascención. Desde entonces fue destruida y vuelta construir dos veces. La Iglesia actual, conocida como Iglesia del Pater Noster, está dedicada hoy al sitio donde Jesús enseñó a sus discípulos la plegaria del Padre Nuestro, no a la Ascención. Fue eregida en 1858 por la  princesa francesa Aurelia de Bossi, quien la donó a la Orden de las Carmelitas. En los años veinte planearon ampliarla hasta alcanzar el tamaño y la forma original de la Eleona, pero el proyecto nunca fue terminado, la mayor parte de la Iglesia quedó al aire libre y sin techar. Mejor así, muy bonita:



En el año 380 D.C. una aristócrata romana llamada Pomenia, decidió construir la Iglesia de la Ascención en un lugar más alto. Al menos desde entonces, quizás aún desde antes, ese es el lugar reconocido por las diferentes corrientes cristianas como el lugar de la Ascención. Pero no solamente por los cristianos, también por los musulmanes, para quienes Jesús es uno de los importantes profetas que precedieron a Mahoma. Saladino conquistó Jerusalén de manos de los cruzados en el 1187, convirtió la Iglesia de la Ascención en mezquita. Hasta el día de hoy continúa en manos de los musulmanes, pero gracias a distintos acuerdos alcanzados entre los otomanos y las potencias europeas del Siglo XIX, se permite a los cristianos visitar el lugar. También pueden celebrar allí ceremonias religiosas una vez al año, en la fecha aniversario de la Ascención.

Capilla de la Ascención.
En su centro el punto exacto desde donde Jesús subió al cielo.

Aunque la Iglesia de la Ascención o Mezquita de la Ascención es reconocida por la mayoría como el lugar auténtico, hay otras corrientes que prefieren dedicarle una iglesia específica propia en las inmediaciones. Como la Iglesia de la Ascención Rusa (pravoslava) fundada en 1870, notoria por su campanario de 64 metros de altura, distinguible desde lejos:


Y la Iglesia de la Asención Luterana (alemana) inaugurada en 1910, más conocida como Augusta Victoria. El complejo también sirvió de hospital y de residencia oficial del Alto Comisionado del Mandato Británico de Palestina:



Nota: todas las imágenes tomadas de Wikimedia Commons.

La espada de Godofredo


Hace tres años y medio escribí en otro blog"...la Iglesia del Santo Sepulcro es un lugar que puede ser visto como una alegoría de la situación en Israel. Se trata de un lugar sagrado para muchos grupos distintos que se disputan su control. Es uno de los lugares más impactantes y más visitados de Jerusalén, una parada obligatoria para todo turista que pase por el país, sea de la religión que sea. Desde su fundación en el siglo IV por los bizantinos, ha pasado por innumerables manos. Se concentran en un lugar muy pequeño obras de artes de distintos estilos que se fueron añadiendo durante las distintas épocas, cada una con un alto valor en sí misma, pero que en su conjunto - en mi opinión de ignorante en la materia - conforman un mosaico cultural carente de toda armonía, un espléndido mamarracho."

Hoy en día, un poco menos ignorante que entonces, más que la mezcla de estilos artísticos y arquitectónicos lo que me llama la atención de la Iglesia del Santo Sepulcro es la variedad de cuentos, leyendas, tradiciones e historias que esconde en cada rincón. Cada capilla, cada columna, cada pared y hasta cada escalera, tienen un cuento que contar. Se podría dedicar un blog entero únicamente al Santo Sepulcro. Por poner sólo un ejemplo de uno de esos tantos recovecos no tan conocidos aunque dignos de interés: el cuarto donde los monjes franciscanos guardan sus vestimentas rituales. A veces abren la puerta a las visitas para poder admirar dos curiosas reliquias:


Según la creencia la columna de granito, es la misma a la que Jesús fue maniatado para ser azotado por los soldados romanos, antes de obligarlo a cargar con la cruz por la Via Dolorosa. A su lado la espada que se cree perteneció a Godofredo de Bouillón, quien encabezó las tropas cruzadas que conquistaron Jerusalén en el 1099. Luego de su triunfo militar, los demás caballeros propusieron coronarlo como Rey de Jerusalén, pero Godofredo se negó con su frase inmortal: "No llevaré corona de oro donde Cristo la llevó de espinas". Incluso quien como yo no sea creyente, puede conmoverse ante semejante relato de humildad, ojalá los gobernates de hoy en día siguieran su ejemplo. En lugar del título de monarca, adoptó el nombramiento de "Protector del Santo Sepulcro"Supongo que no es casualidad que su espada sea exhibida junto a la columna de la flagelación, una reliquia que al igual que la corona de espinas resalta el sufrimiento de Jesús. Sin embargo, Godofredo de Bouillón murió al año siguiente, lo sucedió su hermano que asumió el cargo de rey sin rechistar, Balduino I de Jerusalén.

Verónica y Forrest Gump

¿Se acuerdan de la escena en que Forrest Gump se limpia la cara y accidentalmente inventa las famosa camiseta de la carita sonriente? Me pregunto si el guionista se inspiró en la historia de Jesús y Santa Verónica o es mera coincidencia.

Según la tradición, en la sexta estación de la Via Dolorosa Jesús pasó por la casa de una mujer llamada Verónica. Verónica, apidada por el sufrimiento de Jesús, le da un pañuelo para que se seque el sudor de la frente. Según otra versión ella misma le pasa el pañuelo por la cara. Milagrosamente, la imagen de Jesús queda impregnada en el pañuelo.

Santa Verónica según Hans Memling, Siglo XIII.

Los cristianos ortodoxos no comparten el culto católico a la Via Dolorosa, ni mucho menos la numeración de las estaciones. Pero sí veneran algunos de los mismos sitios a lo largo del mismo camino, especialmente el Santo Sepulcro. Otro sitio importante para los ortodoxos es la casa de Verónica, puesto que los íconos de los santos tienen un lugar muy importante en el cristianismo ortodoxo. Los íconos que se pueden ver en las iglesias ortodoxas son considerados obras de inspiración divina. No se dibujan ni se pintan sino que más bien se "escriben", en el mismo sentido que se escriben las santas escrituras, copiando fielmente del original. Para ellos el pañuelo de Verónica es el primer ícono, la imagen fiel y original de la verdadera fuente, Jesús en persona, nada menos.

Íconos ortodoxos.

Algunos explican el nombre Verónica como la combinación de la palabra latina "Vera" (verdad) y la palabra griega "Ikona". Verónica significa "el ícono verdadero". Otra posible explicación etimológica, Verónica es la versión latina del nombre griego Veriniki, que significa algo así como "la victoriosa".

Quinta estación de la Via Dolorosa. Una antes del encuentro entre Jesús y Verónica.

Bajo sus narices

Tzrifin era una de las principales bases de las Fuerzas Armadas de Su Majestad en el Mandato Británico de Palestina. A 9 kilómetros de allí, en medio de un kibutz, estaba escondido bajo tierra el Instituto Ayalón, la mayor fábrica de armas del grupo de defensa judío clandestino conocido como la Haganá. Desde allí, unos 45 jóvenes trabajaban en la producción de balas calibre 9 milímetros, se arriesgaban en caso de ser descubiertos por los británicos a sufrir la pena de muerte por ahorcamiento. Entre 1945 y 1948 fabricaron 2.5 millones de balas. Esta industria secreta explica, en parte, la victoria de Israel en la Guerra de Independencia que muchos pronosticaban imposible.



Encima de la fábrica había una lavandería cuyo objetivo era hacer ruido para tapar el estruendo de la maquinaria subterránea. No había suficiente ropa sucia en todo el kibutz para tamaña empresa. Así es que expandieron el negocio ofreciendo los servicios de limpieza en la vecina ciudad de Rejovot. El principal cliente: el Ejército Británico.

Pero por más cantidad de uniformes militares que la Haganá dejara limpitos y relucientes, eso no explicaba el enorme consumo de electricidad del lugar. Suerte que los británicos nunca se enteraron que el grupo clandestino les robaba la electricidad. Tampoco supieron a dónde fueron a parar los cargamentos de pólvora que la Haganá les hurtó para el mismo fin. También el metal fue gentileza de la Corona: las balas se hacían de latón, una aleación de cobre y zinc que no había en Palestina y era necesario importar. El permiso de importación de tan peligroso material, se obtuvo haciendo creer a los británicos que se usaría para producir lápiz labial.

Tras la creación del Estado de Israel, la Haganá y otros grupos clandestinos fueron desmantelados, a partir de sus filas se creó a Tzahal, el Ejército de Defensa de Israel. Las fábricas subterráneas dejaron de funcionar al finalizar la guerra. Décadas más tarde el Majón Ayalón fue restaurado como museo.

El asno del Sultán

No quisiera provocar ningún incidente diplomático, por las dudas de que haya algún turco leyendo el blog, aclaro desde ya que no estoy tratando de burro al sultán otomano Abdul Hamid II (1842 - 1918). "El Asno del Sultán" era el apodo del Ferrocarril del Hiyaz, la red ferroviaria ideada por el susodicho para conectar Damasco con la zona de la península arábiga conocida como Hiyaz, donde se encuentran las dos ciudades más sagradas del Islam: Meca y Medina. Según las leyes del Islam, todo musulmán debe peregrinar por lo menos una vez en la vida a la Meca. El bueno de Abdul Hamid decidió que llegado el siglo XX no había por qué seguir cumpliendo con el precepto a lomo de burro, cuando era posible hacerlo en tren, al menos si se cuenta con un poquitín de dinero e ingenieros alemanes. Dicen las malas lenguas que el sultán no lo hacía por pura piedad religiosa, sino más bien por motivos comerciales y militares. De cualquier modo, la red nunca fue completada, para 1908 cuando el sultán fue depuesto por nacionalistas laicos, el tren llegaba hasta Medina pero aún no a Meca.


Abdul Hamid II

¿Qué tiene que ver todo esto con Israel? En 1905 fue inaugurado el "Ferrocarril del Valle" (Rakevet HaEmek) que conectaba Haifa con red del Ferrocarril del Hiyaz, pasando por el Valle de Jezreel y cruzando el Río Jordán. A partir de entonces el tren se entrelazó en forma inseparable con la historia del lugar en un período especialmente ajetreado. Pasó de manos de un imperio a otro (del otomano al británico en 1918), sobrevivió a dos guerras mundiales, fue blanco de ataques de dos rebeliones (revuelta árabe 1936-1939, rebelión hebrea de 1945-1946), impulsó el nacimiento de kibutzim y moshavim en el valle, vio el auge y la caída de las colonias templarias. También estimuló el crecimiento del puerto de Haifa, antes del tren no era más que un pequeño puerto de pescadores, hoy en día es el mayor puerto de Israel.

Edificio histórico de la antigua estación de Haifa.

Dejó de funcionar en 1948, para 1954 las vías y las viejas locomotoras a vapor fueron vendidas como chatarra. En las décadas siguientes hubo varios planes fallidos para renovarlo, hasta que finalmente comenzaron las obras el año pasado. Si le creemos a las autoridades oficiales se supone que el trayecto Haifa - Beit Shean, será inaugurado en el 2016. Confiando en la burocracia estatal, apuesto una oreja a que no será antes del 2020. Pero quién sabe, quizás algún día renueven toda la red y podamos viajar en tren de Israel a Jordania, Siria y Arabia Saudita. Total, soñar es gratis. Mientras tanto se puede visitar el museo dedicado a la legendaria Rakevet HaEmek en la antigua estación de Kfar Yeoshúa, recientemente restaurada para tal fin.

Nota: fotos tomadas de wikimedia commons.

Actualización: la estación de tren de Beit Shean, sí fue inaugurada en el 2016.

Jesús con mostaza

La Biblia contiene mensajes universales que trascienden el tiempo y el lugar en que fue escrita. Sin embargo, cada uno de los libros que conforma el compendio está profundamente arraigado en su contexto histórico y geográfico. Una de las tareas principales de un buen guía de turismo en Tierra Santa, si trabaja con un público religioso, consiste en mostrar sobre el terreno el vínculo entre las escrituras y su geografía. No me refiero solamente a identificar los sitios donde según la tradición ocurrió tal o cual episodio bíblico. Hablo de la geografía en el sentido más amplio: cómo influye en cada relato el clima, la topografía, la fauna, la flora, etc. La Biblia está repleta de metáforas, comparaciones, parábolas y otras figuras literarias sobre flores, frutos, árboles y arbustos, que se entienden más cabalmente si uno observa la flora local. Mis ejemplos favoritos: Jesús acerca de la fe y la mostaza.

Mateo 17:15-20

Señor, ten misericordia de mi hijo, que es lunático, y padece muchísimo; porque muchas veces cae en el fuego, y muchas en el agua. Y lo he traído a tus discípulos, pero no le han podido sanar. Respondiendo Jesús, dijo: ¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar? Traédmelo acá. Y reprendió Jesús al demonio, el cual salió del muchacho, y éste quedó sano desde aquella hora. Viniendo entonces los discípulos a Jesús, aparte, dijeron: ¿Por qué nosotros no pudimos echarlo fuera? Jesús les dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible.
Es interesante notar que Jesús escoge para su comparación una de las plantas silvestres más comunes del país. Cuando florece, de enero a marzo más o menos, se la puede ver por todas partes tiñendo de ese típico tono de amarillo los valles y colinas, los parques y los terrenos baldíos.



Lucas 13:18-19
Y dijo: ¿A qué es semejante el reino de Dios, y con qué lo compararé? Es semejante al grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en su huerto; y creció, y se hizo árbol grande, y las aves del cielo anidaron en sus ramas.
El mencionado reino de los cielos debe ser algo muy grandioso y descomunal, si se tiene en cuenta que normalmente la mostaza mide unos 30 a 60 centímetros.



Fotos tomadas de aquí y aquí.

Herodes al poder

Corría el año 40 a.c. Bajo el auspicio de Roma, Herodes era el gobernador de Galilea, su hermano Fasael gobernador de Jerusalén, su aliado Hircano II ostentaba el cargo de Sumo Sacerdote. Hasta que llegados desde el norte, invadieron los poderosos partos, un gran imperio surgido a orillas del río Eufrates, que en pleno auge expansivo osó hacer frente a los romanos. Los partos coronaron a Matatías Antígono, último rey de la dinastía judía de los Hasmoneos. Herodes huyó de Galilea a refugiarse en Jerusalén, allí fue sitiado junto a su hermano y su aliado por Matatías. Matatías les exigió que se entregaran. Fasael hizo caso y se entregó, pero una vez que estuvo en manos de Matatías fue torturado duramente hasta que acabó suicidándose. A Hircano, Matatías ordenó cortarle la oreja para que no pudiera volver a ejercer el sacerdocio (según la ley religiosa, los sacerdotes del Templo no podían tener defectos físicos). Herodes en cambio optó una vez más por la huida, esta vez al desierto de Judea, con 800 de sus fieles y familiares. Fue alcanzado por las tropas de Matatías y estalló la batalla, contra todo pronóstico Herodes salió victorioso. Años más tarde, construyó en el sitio de su gran victoria, sobre la cima de la colina, la fortaleza de Herodión. Eventualmente Herodión se convertiría en mucho más que otra plaza fuerte, antes de su muerte Herodes ordenó convertir la colina en un cono gigante a modo de enorme mausoleo en honor a sí mismo, allí fue sepultado. Vale la pena visitarlo:

Vista aérea de Herodión
La victoria en Herodión le dio tiempo para continuar en su huída. Dejó a su familia resguardada en la fortaleza de Masada y siguió viaje hasta Petra, donde esperaba recibir refuerzos de otro aliado suyo, Jartat, Rey de los Nabateos. El séquito de Herodes casi se muere de sed en Masada, donde los depósitos de agua resultaron insuficientes. Más tarde Herodes mandaría ampliar los depósitos para que pudieran abastecer a todo un regimiento durante años. Vale la pena ir a darles una ojeada, sobre todo para quien ya conoce Masada y desea explorarla desde otro ángulo.
Restos del baño romano en Masada. No le faltaba agua. 
El Rey de los Nabateos, temeroso de los partos, no prestó a Herodes la ayuda que éste esperaba, así que tuvo que ir a buscarla más lejos. Continuó hasta a Alejandría y desde allí se embarcó a Roma. Llegó justo a tiempo, encontró a Octavio y Marco Antonio preparándose para salir a la guerra contra los partos. Les sugirió que coronen a su cuñado Aristóbulo III, también miembro de la dinastía Hasmonea. Pero el dúo romano tuvo una mejor idea: al diablo con los Hasmoneos, a pesar de su origen gentil - nieto de edomeos convertidos a la fuerza - el próximo rey sería Herodes. Herodes llegó de vuelta a Judea en el año 39, pero esta vez reforzado por soldados romanos. Fue recuperando Judea lentamente, paso por paso, hasta que en el 37 a.c. finalmente se hizo con Jerusalén y se convirtió también de facto, ahora sí, en el rey de los judíos. Además de ampliar el Templo, construyó en Jerusalén varios edificios monumentales. Entre ellos su palacio con sus tres grandes torres, una de ellas en honor a su difunto hermano, el torturado Fasael. No se sabe a ciencia cierta, pero se especula que lo que hoy llamamos Torre de David, no es otra cosa que la Torre de Fasael con agregados de períodos posteriores:
Debajo de la mal llamada Torre de David, ¿los cimientos de Fasael?
Nota: todas las fotos las saqué de Wikimedia Commons.

Pigmalión en Belén


Estamos Ariel y yo en la Gruta de la Leche, Belén. Apreciamos una hermosa capilla situada tras una vitrina, en el centro la estatua de una monja con su llamativo hábito blanco y rojo, arrodillada ante una representación del Santo Sacramento. Mirando más detenidamente me parece percibir que la estatua se mueve ligeramente, apenas unos milímetros. Ariel me convence de que me lo estoy imaginando: pasamos por la capilla quince minutos antes y la figura estaba exactamente en la misma posición, inanimada como la estatua que es, somos nosotros los que nos movemos y mirando a través del vidrio nos engaña el efecto óptico. De pronto la estatua gira su rostro bruscamente hacia nosotros con mirada de reprobación. ¡Qué susto!

Eso nos pasa por no prestar atención al guía, quien nos había explicado poco antes que se trata de una adoración perpetua. Desde que se restauró el sitio en el año 2007, las monjas se turnan para presentar devoción al sacramento las 24 horas del día, ocho monjas hacen turnos de tres horas cada una. Un culto que se rinde en muy pocos sitios de Tierra Santa y muy específicos. ¿Qué tiene este lugar que lo hace tan especial?

Según la tradición la Gruta de la Leche es el lugar donde se escondió la Sagrada Familia, antes de huir a Egipto de la persecución del Rey Herodes, poco después de la matanza de los inocentes. Aquí María amamantaba a Jesús, cuando una gota de su leche materna cayó al piso y la roca se volvió de color blanco. En otros tiempos se creía que tomando una pócima preparada con polvo de piedras de la gruta, las mujeres con problemas de lactancia aumentaban y enriquecían la leche para sus pequeños.

Otra particularidad del lugar: es de los pocos en Tierra Santa donde se puede ver un cuadro de María con un pecho al descubierto, alimentando al niño Jesús. Una imagen que fue tabú durante siglos, hasta algo antes del renacimiento:



Aunque la Gruta de la Leche no es tan concurrida como la Iglesia de la Natividad y el Campo de los Pastores, si están por Belén sin duda vale la pena pasar a visitarla.

La Rebelión de Bar Kojba y el Templo de Jerusalén


A lo largo de la historia una de las características de la independencia de un país ha sido la acuñación de monedas. Porque la soberanía de un país reside en su moneda. Así lo hizo Juan Hircano para reforzar la independencia de Judea tras la revuelta macabea (167-160 a. C.) frente al Imperio Seleúcida. Así lo hizo el gobierno provisional durante la Gran Revuelta Judía contra Roma (66-73). Y así lo hizo también Bar Kojba, comandante de la rebelión que durante 4 años (132-136) consiguió devolverle a los judíos la independencia en la tierra de Israel.

Varias fuentes históricas - más o menos objetivas, más o menos rigurosas - narran al detalle los acontecimientos de la revuelta macabea y de la Gran Revuelta Judía (o Primera Guerra Judeo-Romana). Pero poco sabemos acerca de la Rebelión de Bar Kojba. Y cuando las fuentes escritas escasean la única solución se halla en la arqueología.

Se deduce a partir de los hallazgos arqueológicos (y de la interpretación de los mismos) que la rebelión liderada por Simeón Bar Kojba tuvo un éxito abrumador durante los primeros años. Los judíos lograron eliminar a toda una legión romana entera - la Legio XXII Deiotariana - y recuperaron el control de su país.

Una de las evidencias que afirman el hecho de que los judíos proclamaron la independencia es la acuñación de monedas. Sin embargo, existe un punto de la investigación en el que los expertos no se ponen de acuerdo. ¿Llegó Bar Kojba a Jerusalén? ¿Consiguió la rebelión reconquistar la capital?

Moneda de la época de Bar Kojba. En el lado izquierdo: relieve del Templo de Jerusalén, y la inscripción "Shimón". En el lado derecho: etrog y lulav y la inscripción "año primero de la liberación de Jerusalén"


Algunos investigadores sostienen que las monedas con el relieve del Beit Hamikdash reflejan solamente el anhelo de los judíos de recuperar el control de Jerusalén. Otros opinan, en cambio, que el hallazgo de dichas monedas, precisamente en Jerusalén, representa una prueba fehaciente de que la rebelión de Bar Kojba consiguió llegar a la ciudad santa e, incluso, reanudar los sacrificios y demás servicios del Templo.

A esta evidencia arqueológica se suma un versículo del Talmud que relata la entrada de Rabí Ismael ben Elisha (alumno de Rabí Akiva, líder religioso que apoyó a Bar Kojba en su rebelión) al Sancta Sactorum en el día de Yom Kipur.

"Rabí Ismael ben Elisha dijo: Yo entré una vez a la parte más íntima del Santuario (Kodesh Hakodashim) para ofrecer incienso, y vi [...] al Señor de los Ejércitos, que estaba sentado sobre un exaltado y elevado trono. Él me dijo: Ismael, hijo mío, ¡bendíceme! Yo le dije: Que sea tu voluntad que tu misericordia suprima tu enojo. Y que tu misericordia prevalezca por sobre tus otros atributos. Y que trates a tus hijos con el atributo de la misericordia, y que te comportes con ellos mejor de lo que la ley requiere. Y Él asintió con su cabeza" (Brajot 7a).

Rabí Ismael ben Elisha, que vivó entre los años 90-135, pudo entrar a la parte más sagrada del Templo cuando teóricamente no había Templo. Pero es posible, sin embargo, que estemos ante otro relato talmúdico que cobra vida en un hallagazgo arqueológico. En ese caso el relieve del Templo en las monedas de Bar Kojba puede no haber sido una mera ilusión.

¿Llegó Bar Kojba a Jerusalén? ¿Se reanudaron las labores del Templo? ¿Entró Rabí Ismael ben Elisha al Sancta Sanctorum? Tal vez el tiempo (y la arqueología) nos aclaren las respuestas.

P.D. El relato del Talmud se ha convertido, de la mano de Avraham Fried, en una famosa canción jasídica:


Bab El-Amud

Si van en tranvía a la Ciudad Vieja de Jerusalén, saben que han llegado a la parada correcta cuando es anunciada en tres idiomas: Damascus Gate en inglés, Shaar Shjem (Puerta de Siquem) en hebreo y Bab El-Amud (Puerta de la Columna) en árabe. Y aunque no presten atención al anuncio, es fácil reconocerla si miran por la ventana, la más grande y más vistosa de las ocho puertas de las murallas que rodean la ciudad.


Los nombres en inglés y en hebreo son claros. De allí partía el camino a Siquem, por un período la capital del Reino de Israel (hoy la ciudad palestina Nablus). Desde Siquem continuando en la misma dirección, en otras épocas se podía llegar a Damasco. Era común que las puertas de una ciudad antigua tomaran el nombre de la ciudad importante a la cual conducían. Por ejemplo, otra de las ocho puertas, la Puerta de Jaffa, se llama así porque conduce a Jaffa, en otro tiempo la principal ciudad portuaria donde desembarcaban los peregrinos que venían a Jerusalén. ¿Pero por qué "Puerta de la Columna"?

En una aldea jordana llamada Madaba, se encontró en 1884 un enorme mosaico que enseña el mapa de la Tierra Santa en el siglo VI. En el mapa, a mayor escala que el resto de Tierra Santa, se encuentra la ciudad de Jerusalén, incluyendo la puerta principal que conduce a una plaza en la que se ve, cómo no, una gran columna. Véase en el extremo izquierdo de la siguiente imagen, la puerta más grande en gris y la columna en negro. De allí salen dos calles en blanco y dorado, rodeadas de columnas más pequeñas en blanco.


Hoy en día, pocos metros después de la entrada hay una bifurcación, parecido a lo que muestra el Mapa de Madaba. Si siguen por la calle de abajo llegan a un edificio representado en el centro y a mayor escala que el resto de la ciudad. Es evidente que para quien creó el mosaico, ese era el edificio principal en la ciudad más importante. Se trata del Santo Sepulcro. Muchos peregrinos dirigen sus pasos a la famosa iglesia entrando por la Puerta de San Esteban y continunado por la Vía Dolorosa, el camino que siguió Jesús, sin duda una experiencia religiosa única. A mí me gusta más entrar por la Puerta de Damasco, me parece asombroso y emocionante poder llegar hasta allí guiándome por un mapa de hace 1500 años.

La Puerta de Damasco es uno de tantos ejemplos de cómo la historia de Jerusalén se amontona capa sobre capa. Fue construida por el Sultán Suleimán el Magnífico en el siglo XVI. Pero si antes de entrar, se paran un momento en el puente y miran hacia abajo desde el lado izquierdo, pueden apreciar parte de una puerta monumental, construida por el Emperador Adriano en el siglo II en el mismo sitio que la puerta actual. La dichosa columna también fue erigida en tiempos de Adriano, indicaba lo que hoy llamaríamos "kilómetro cero", el punto desde donde se contaba la distancia a otras ciudades. El nombre árabe, Bab El-Amud, conserva el recuerdo de aquel ornamento desaparecido, el recuerdo de una ciudad de templos romanos (135 a 326 D.C.) y de una ciudad de iglesias bizantinas (326 a 638 D.C.).


Trivia: ¿Qué parte importante de la ciudad no aparece en el Mapa de Madaba y por qué?