Qué es el Muro de los Lamentos

Muro de los Lamentos o Muro Occidental. Fotógrafo: Gabriel Colodro.

Hace dos mil años, el Rey Herodes comunicó a los ancianos de la ciudad que quería agrandar el Templo de Jerusalén, pues no era tan grande ni tan magnífico como en los días del Rey Salomón. El Rey Salomón había construido el Primer Templo aproximadamente en el año 1000 A.C. El Templo de Salomón fue destruido por los babilonios en el 586 A.C. Unas décadas más tarde, cuando los judíos regresaron del exilio de Babilonia a Jerusalén, construyeron el Segundo Templo. Herodes quería ampliar el Segundo Templo, aunque su plan eran tan ambicioso, que el Monte Moriá o Monte del Templo, no era lo suficientemente grande para el Templo que pretendía construir. Herodes no era de esos que dejara que minucias como la madre naturaleza impidieran sus colosales planes arquitectónicos (véase por ejemplo: el puerto de Cesarea Marítima). Así que agrandó el monte artificialmente: lo rodeó de cuatro muros, lo aplanó donde quedaba más alto que los muros, rellenó el espacio entre el monte y los muros hasta dejar una superficie llana. Por eso cuando hoy miramos hacia el Monte del Templo desde el Monte de los Olivos, no vemos una colina sino una plataforma plana.

El Templo de Jerusalén, sobre una plataforma plana, rodeada de cuatro muros.
Maqueta de Jerusalén a fines del período del Segundo Templo, Museo de Israel.

El Muro de los Lamentos es un pequeño resto de uno de los muros que construyó Herodes, el muro que estaba al oeste del Templo, por eso se lo conoce también como Muro Occidental. El muro de Herodes era mucho más grande, cerca de 500 metros de largo y 30 de alto, la pequeña parte que hoy llamamos Muro Occidental es la mitad de alto y tiene sólo 70 metros de largo (sin contar las partes que están bajo tierra y se ven en los túneles, etc). Originalmente no era una parte integral del templo propiamente dicho, no tenía una función religiosa sino de ingeniería: sostener la plataforma sobre la cual se eregía el Templo. Pero después que el Segundo Templo fue destruido por los romanos en el 70 D.C. fue una de las pocas partes que quedó en pie. No la única, pero sí la más cercana al Lugar Santísimo o Santo Santuario, la parte más sagrada del Templo, donde sólo entraba el Sumo Sacerdote una vez al año, en Yom Kipur, a pedir perdón por los pecados del Pueblo de Israel (y donde hoy en día está el Domo de la Roca con su cúpula dorada). Por eso, con el tiempo, el Muro de los Lamentos se fue transformando en lugar de oración, hasta convertirse en el principal sitio de culto del mundo para el pueblo judío. Aunque el lugar más sagrado sigue sin ser el muro en sí mismo, sino el Lugar Santísimo que está detrás.

El Domo de la Roca, construido en el 691 D.C.
Donde antes estaba el Santo Santuario.

¿De qué nos lamentamos en el Muro de los Lamentos? De la destrucción del Templo, la destrucción de Jerusalén y la expulsión de los judíos. Los judíos mantenemos hasta la actualidad costumbres de luto para lamentar la destrucción de Jerusalén. Un día al año de ayuno, Tishá Beav, para recordar la caida de los dos templos, el primero y el segundo, y otras desgracias acontecidas a nuestro pueblo casi en la misma fecha (no confundir con Yom Kipur o Día del Perdón, otra fecha en la que también se ayuna). Cuando una pareja judía se casa, la ceremonia termina con el novio pisando y rompiendo una copa, simbolizando la destrucción de Jerusalén. Antes de pisar la copa el novio recita el Salmo 137: "Si me olvidare de ti Jerusalén, se olvide mi mano derecha, se pegue mi lengua al paladar, si no recordare, si no pusiere a Jerusalén por encima de mi propia alegría" (traducción propia). Tan central es el recuerdo de la destrucción de Jerusalén, que incluso lo ponemos por encima de nuestra alegía (על ראש שמחתי), incluso en el día más alegre de nuestras vidas (bueno... depende... con quién se case uno, pero supongamos que es el día más alegre). El mismo salmo también se recita antes de la circunsición, cuando se celebra el nacimiento de un hijo varón.

Se acostumbra dejar papelitos con peticiones en los orificios del muro. No sólo los judíos, también gente de otras naciones y creencias. Cuando Salomón construyó el Primer Templo, pidió a Dios que cupliera allí todas las peticiones, incluyendo las de los extranjeros. "Asimismo el extranjero, que no es de tu pueblo Israel, que viniere de lejanas tierras a causa de tu nombre (pues oirán de tu gran nombre, de tu mano fuerte y de tu brazo extendido), y viniere a orar a esta casa, tú oirás en los cielos, en el lugar de tu morada, y harás conforme a todo aquello por lo cual el extranjero hubiere clamado a ti, para que todos los pueblos de la tierra conozcan tu nombre y te teman, como tu pueblo Israel, y entiendan que tu nombre es invocado sobre esta casa que yo edifiqué." 1 Reyes 8:41-43 (RV 1960).

Dejando una petición en el Muro.

Jerusalén y las embajadas

Para los judíos, Jerusalén es nuestra capital, desde que el Rey David la conquistó hace tres mil años y la convirtió en capital de su reino. Jerusalén es, de facto, la capital del moderno Estado de Israel. Allí se encuentran las sedes de los ministerios, la Knéset o parlamento, la Suprema Corte de Justicia, la Residencia del Primer Ministro y la del Presidente, etc. Sin embargo, la mayoría de los países del mundo no reconocen a Jerusalén como capital de Israel, casi todas las embajadas están entre Tel Aviv y Herzlia. Israel es el único país del mundo al que se le niega el derecho a determinar cuál es su capital. ¿Cómo llegamos a esta situación?

La actual knéset (parlamento) en Jerusalén. Foto tomada de Wikipedia.

En noviembre del 1947, las Naciones Unidas aprobaron el Plan de Partición de Palestina. Según dicha resolución, el territorio entonces conocido como Palestina Británica sería dividido en dos, un estado judío y un estado árabe. Jerusalén y Belén quedarían como un enclave internacional gobernado directamente por las Naciones Unidas. Los judíos aceptaron, los árabes no, estalló la guerra y el plan nunca llegó a aplicarse. Durante la Guerra de 1948, era dificil acceder a Jerusalén, por la duras batallas en el camino que conduce desde la costa mediterranea a la Ciudad Santa. En la práctica, el gobierno judío comenzó operando desde Tel Aviv. Fue en Tel Aviv donde David Ben Gurión declaró la Indepencia de Israel, el 14 de mayo de 1948. En Tel Aviv se reunió al principio la knéset, aunque por pocos meses.

Como concecuencia de la guerra, Jerusalén quedó dividida en dos. Jerusalén Oriental, incluyendo la Ciudad Antigua y el Monte de los Olivos, en manos de Jordania. Jerusalén Occidental, incluyendo el Monte Sión, en manos de Israel. En diciembre de 1949, David Ben Gurión declaró a Jerusalén como capital de Israel. El gobierno y la kneset se mudaron a la parte occidental de Jerusalén. Algunos países fueron instalando sus embajadas en Jerusalén Occidental. Es importante resaltar que al principio había embajadas en Jerusalén, la soberanía israelí sobre la parte oeste de Jerusalén no estaba en tela de juicio.

En 1967, durante la Guerra de los Seis Días, Israel conquistó de Jordania la parte este de Jerusalén. Toda Jerusalén quedó bajo control israelí. Ningún otro país del mundo, ni siquiera el gran aliado Estados Unidos, ha reconocido jamás la soberanía israelí sobre Jerusalén Oriental. La situación diplomática se complicó en 1980, cuando bajo el liderazgo de Menajem Beguin, la knéset emitió una nueva ley declarando explícitamente a TODA Jerusalén, "entera y unificada", como capital de Israel. A modo de protesta, los países que tenían sus embajadas en Jerusalén las fueron mudando paulatinamente a Tel Aviv y alrededores. En el 2006, Jerusalén quedó vacía de embajadas cuando se fueron las dos últimas: Costa Rica y El Salvador. Del 2007 al 2017 no hubo ninguna embajada en Jerusalén.

En 1995, durante la administación de Bill Clinton, el Congreso de Estados Unidos aprobó una ley, por la cual la Embajada de Estados Unidos en Israel debía mudarse de Tel Aviv a Jerusalén. Pero según la misma ley, el Presidente de Estados Unidos podía firmar un documento que postergara su implementación por seis meses. Así lo hicieron cada seis meses todos los presidentes: Bill Clinton, George W. Bush, Barack Obama y también Donald Trump al principio. Donald Trump firmó el documento dos veces, luego decidió no firmarlo una tercera vez, dejando que la ley de tiempos de Clinton entrara en vigencia. La "mudanza" de la Embajada de Estados Unidos fue muy simple, porque en realidad no fue necesario trasladar nada. A lo que era el edificio del Consulado de Estados Unidos en Jerusalén le cambiaron el cartel en la entrada, donde decía "consulado" ahora dice "embajada". La "nueva" embajada fue inaugurada simbólicamente, el 14 de mayo del 2018, al cumplirse 70 años de la creación de Israel. Mientras tanto, en el edificio de la embajada en Tel Aviv añadieron al cartel de entrada la palabra "branch" (sucursal), y el embajador sigue trabajando cómodamente desde allí.

Siguiendo el ejemplo de Estados Unidos, Paraguay y Guatemala mudaron también sus embajadas a Jerusalén en el 2018. La de Paraguay duró pocos meses, hubo elecciones y el nuevo gobierno electo retiró la embajada paraguaya de Jerusalén. Brasil y República Checa han expresado sus intenciones de trasladar sus embajadas a la Ciudad Santa, pero hasta el momento no lo han hecho. Al día de hoy (enero 2019), hay en Jerusalén sólo dos embajadas: Estados Unidos y Guatemala.

Foto con el Embajador de Guatemala en Israel.

Introducción a Jerusalén

Jerusalén es la Ciudad Santa para las tres grandes religiones monoteistas. Para los judíos: Jerusalén es la capital del Reino de David, donde su hijo Salomón construyó el Primer Templo, donde fue eregido también el Segundo Templo, y se espera que algún día se constuya el tercero. Para los cristianos en Jerusalén acontecieron varios episodios de la vida de Jesús, principalmente: Jerusalén es donde Jesús fue crucificado, enterrado y donde resucitó. Para los musulmanes: desde Jerusalén el profeta Mahoma subió al cielo a recibir las plegarias de Alá.

Jerusalén es también la capital del Estado de Israel. Más allá de la discusión política, cuántos países la reconocen como tal y dónde están las embajadas, es la capital de facto. En Jerusalén está el asiento de los tres poderes del estado: la Residencia del Primer Ministro y las sedes de los ministerios (poder ejecutivo), la Kneset o Parlamento (poder legislativo), la Suprema Corte de Justicia (poder judicial). Es la ciudad más grande del país con cerca de 900 mil habitantes, un 10% de la población de Israel. Entre ellos, aproximadamente un tercio son árabes, un tercio judíos ultra-ortodoxos y un tercio "otros judíos" (entre quienes me incluyo).

Vista panorámica de Jerusalén Antigua desde el Monte de los Olivos.

Para entender mejor la ciudad podemos clasificar las distintas partes según dos criterios. El primer criterio: Jerusalén Antigua versus Jerusalén Moderna. Llamamos a Jerusalén Antigua a todo lo que está dentro de las Murallas de Jerusalén, cuatro muros de un kilómetro de largo cada uno. Los muros no son tan antiguos, tienen 500 años solamente, construidos en el Siglo XVI por Suleimán el Magnífico, Sultán del Imperio Otomano. No es mucho, si tenemos en cuenta que Jerusalén ya era una ciudad amurallada hace cerca de 4000 años. Fue destruida y vuelta a construir varias veces. Es importante recordar que los muros actuales no son los mismos que los que había en tiempos de Jesús (hace 2000 años), o en tiempos del Rey David (hace 3000). En tiempos de Jesús la ciudad amurallada era mucho más grande, en algunas partes coincidía con la actual y en otras no. En tiempos de David era mucho más pequeña y estaba más al sur (donde hoy se encuentra el Parque Ciudad de David). Resumiedo en una frase: hay partes de Jerusalén, más antiguas que Jerusalén Antigua, por fuera de Jerusalén Antigua. Desde Suleimán el Magnifico hasta 1860, Jerusalén era solamente lo que hoy es el casco antiguo. Hoy en día, Jerusalén Moderna (es decir, casi todo lo que está fuera de los muros) abarca muchísimo más territorio que Jerusalén Antigua.

El segundo criterio: Jerusalén Oriental versus Jerusalén Occidental. Durante la Guerra de Independencia de Israel, en 1948, Jerusalén quedó dividida en dos. La parte Este, incluyendo toda la Ciudad Antigua y el Monte de los Olivos, quedó del lado de Jordania. La parte Oeste, incluyendo el Monte Sión, quedó del lado de Israel. Durante 19 años, no se podía cruzar de una parte a otra, los judíos no tenían permitido acceder al Muro de los Lamentos. Hasta que en 1967, durante la Guerra de los Seis Días, la parte Este fue "liberada", "conquistada" u "ocupada" por Israel (la terminología cambia según quien narra lo hechos). Jerusalén lleva mucho más tiempo unificada que los 19 años que pasó divida. Aún así, la división de entonces se siente hasta hoy en día: en Jerusalén Oriental están los barrios árabes, en Jerusalén Occidental los barrios judíos.

Napoleón y los muros de Akko

Si bien Akko o Acre existe desde hace aproxidamente 4000 años, no tuvo gran importancia hasta sus dos grandes períodos de esplendor. El primero en el Siglo XIII, como capital del segundo Reino Cruzado. Luego en tiempos modernos, desde mediados del Siglo XVIII, cuando pasó a ser la capital regional, dentro del Imperio Otomano. Allí se establecieron una serie de gobernadores locales que la hicieron florecer, fortificando murallas, construyendo un acueducto, desarrollando el puerto y el comercio, y centralizando en ella el gobierno de la región.

Ahmad Al-Jazzar, no fue el primero de los gobernadores de Akko, pero sí uno de los más importantes. Al acercarse a Akko, puede divisarse a lo lejos una gran cúpula verde, sobre la gran mezquita que construyó y que lleva su nombre: Mezquita Al-Jazzar. Hasta el día de hoy, una de las mezquitas más grandes de Israel. Contiene una gran reliquia para los muslmanes: un pelo de la barba de Mahoma.

Mezquita Al Jazzar. Imagen de Wikipedia.


Al-Jazzar derrotó nada menos que a Napoleón Bonaparte. En 1799, Napoleón partió desde Egipto con la intención de conquistar la Tierra Santa. Después de tomar Ramle y Jope, Napoleón podría haber avanzado hacia Jerusalén, pero decidió pasar de largo y seguir hacia Akko. Jerusalén sería la Ciudad Santa, pero la ciudad importante desde el punto de vista político y militar era Akko. Napoleón sitió la ciudad, creyendo que la tomaría con facilidad. Pero Al-Jazzar contaba con apoyo: una flota británica lo protegía y abastecía desde el mar, y un militar francés enemigo de Napoleón lo asesoraba dentro de la ciudad. Después de casi dos meses de sitio, los franceses finalmente consiguieron abrir una brecha en los muros de Akko y penetrar en la ciudad. Dentro los esperaba una terrible sorpresa: Al-Jazzar había construido otra muralla más, los soldados franceses que penetraban quedaban atrapados entre los dos muros. Finalmente, después de haber sufrido numerosas bajas, Napoleón no tuvo más alternativa que retirarse y regresar a Egipto.

Los inmensos muros que se ven hoy al entrar por la entrada principal a la parte antigua de Akko, no son iguales a los que Napoleón luchó por derribar. Después de la retirada, Al Jazzar fortificó la ciudad más aún, ensanchando las murallas para que pudieran resistir fuego de artillería.

Muros de Akko, imagen de wikipedia.