Advertidos quedan

Lo admito, tengo un fetiche: los carteles. Mientras mis compañeros fotografían los edificios, paisajes, plantas o personas, yo tomo fotos a los carteles. Me gustan sobre todos los carteles de advertencia, le dan un sentido de peligro y aventura a cada paseo. Como por ejemplo el siguiente:

Disfrute de su visita, les desea la Autoridad Nacional de Parques de Israel. Ah, y no se lancen boca abajo desde el borde del precipicio que puede ser peligroso. Advertidos quedan, luego no se aceptan reclamaciones.

El lugar donde se encuentra el cartel, en la Montaña Tzukim, puede ser un excelente comienzo para un paseo a pie por el sur del Desierto de Judea, cruzándolo casi por completo de oeste a este. El Desierto de Judea, a pesar de ocupar un territorio muy pequeño, ofrece una gran variedad de paisajes. Si se presta atención se puede observar cómo van cambiando cada pocos kilómetros. Pero sin duda el momento más impactante se da cuando, después de caminar un largo rato sin ver más que piedras hasta el horizonte en todas direcciones, de pronto uno se encuentra con el Mar Muerto, surgiendo como una revelación entre las orillas de un profundo canal. Si aguantamos los repentinos deseos de desobedecer al cartel de advertencia y no salimos corriendo a saltar de cabeza hacia abajo, podemos disfrutar de una vista maravillosa:


Esa pequeña medialuna con edificios que se ve a lo lejos, como si el canal la pariera, es Ein Bokek, la zona hotelera del Mar Muerto, que recibe su nombre del manantial Bokek. Allí es a donde queremos llegar, para acabar el paseo por el caluroso desierto como se debe: entrando al supermercado a comprar helado. La bajada no es fácil, pero en el camino se puede parar para refrescarse en uno de los pocos arrollos del desierto donde corre agua casi todo el año, el arrollo Bokek.

Duración aproximada: seis horas, contando hora y media en paradas para comer, descansar y disfrutar de las vistas.
Precauciones. Las habituales: llevar tres litros de agua por persona, gorro, protector solar. No se recomienda hacerlo en verano o en estado de ánimo suicida. Hay que arreglar con un chofer que los lleve hasta el punto de comienzo y los vuelva a busca al finalizar. Creanme que si vienen en su coche privado sin chofer van a preferir abandonarlo donde lo han dejado antes que hacer el camino de vuelta en subida.

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