"Todo aquel que genere discordia entre un hombre y su prójimo, todo aquel que calumnie a la comunidad ante los pueblos y todo quien revele a los extranjeros el secreto de la aldea, que sea arrancado de la faz de la tierra por aquel cuyo ojo se pasea por toda la tierra*. Diga toda la comunidad amén y amén".Estas palabras aparecen en un mosaico sobre el piso del antigua sinagoga de Ein Guedi, que data del siglo III d .C. (traducción propia). Es el código de conducta de la comunidad. Se entiende que condenen a quien genere riñas entre los vecinos o los calumnie, lo que no está claro cuál es ese secreto tan guardado cuya revelación merece una pena tan terrible. Quizás la respuesta se encuentre hoy en día en un rincón apartado del Jardín Botánico, donde se han vuelto a cultivar dos arbustos muy especiales. El secreto del éxito económico de Ein Guedi en la antigüedad: las plantaciones de mirra y olíbano. Si haces una pequeña hendidura en uno de los árboles, puedes extraer de él pequeñas cantidades de sabia que luego se seca y se vuelve sólida. Tienes en tus manos un material que en otros tiempos valía su peso en oro. Un pueblo que habitaba en el desierto, conocido como los nabateos, extraían el material en el sur de la Península Arábiga, (donde hoy está Yemen). Tardaban tres meses de viaje en camello para atravesar todo el camino hasta el puerto de Gaza. De allí era exportado a Europa.
¿Por qué tan caro? En parte por los costos de producción. Sólo crece en lugares muy específicos, como el Yemen o los oasis del Desierto de Judea: Ein Guedi y Jericó. En parte por los costos de transporte, los nabateos no lo transportaban gratis. Pero sobre todo por la altísima demanda. Ese material se quema para generar incienso que da buen olor. El incienso era un producto imprescindible en todos los templo paganos, para cubrir el hedor de los animales sacrificados. También en el Templo de Jerusalén se utilizaba el incienso con este fin. De ahí proviene también el uso de incienso en las iglesias. El cristianismo sustituyó a la religión pagana en Europa y canceló los sacrificios de animales, pero el incienso continuó asociado al ritual religioso.
La mirra también tiene otro uso también relacionado con su placentero aroma. De una especie específica de mirra, llamada afarsemón, se fabrica un perfume también muy solicitado en la antigüedad. Según el historiador romano Plinio el Viejo, Ein Guedi era el único lugar en todo el Imperio Romano donde se fabricaba el perfume. ¿Será ése el secreto? ¿Cómo se fabricaba el perfume? Sólo los artesanos de Ein Guedi lo sabían, ni siquiera los agricultores que cultivaban la materia prima tenían acceso a él. La producción y exportación del incienso y el perfume dejaba grandes réditos no sólo a la aldea, sino que también enriquecía al César, que se llevaba un buen porcentaje. Durante la Rebelión de Bar Kojba (132-135 d .C.) los rebeldes intentaron incendiar las plantaciones, pero los romanos enviaron a los soldados a protegerlas.
En el siglo VI d .C. Ein Guedi desaparece del mapa. Los arqueólogos encontraron los restos de la destrucción pero no saben por qué ocurrió. Otro de los misterios de Ein Guedi. Desde entonces el lugar permaneció despoblado hasta el moderno Estado de Israel, cuando en los años cincuenta surge el Kibutz Ein Gedi. En las inmediaciones hay mucho que ver: la catarata del Arroyo David, en la Reserva Natural Ein Guedi o los restos del templo prehistórico y de la antigua sinagoga. A mi gusto lo más bonito es el Jardín Botánico, donde se exhiben especies de árboles de todo el mundo. Mi favorito es el Baobab (traído de África, no del Asteroide B612). Después de 15 siglos los jardineros del moderno Ein Guedi han vuelto a plantar la morra y el olíbano. Tal vez algún día consigan descifrar el secreto.
*Nota: "Aquel cuyo ojo se pasea por tierra." No, no se refiere a Sauron del Señor de los Anillos. Sino a Yahvé, el Señor de los Ejércitos.
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